por Daniela Paz
Voy a cumplir 30 años en unas semanas. A mi alrededor, todos hablan con risa de mi supuesta crisis del cambio de folio. Francamente ese tema me da lo mismo, y de hecho encuentro bacán pasar a una autoimpuesta, nueva etapa. Porque mis 20 fueron increíbles, y logré muchas de las cosas que esperaba de mí cuando era chica. Entonces hice una pequeña lista, de aprendizajes, conclusiones y cosas bacanes hice, que dejé y mantendré camino a los 30. Si se sienten inspiradas, pueden dejar los suyos.
– Dejar de vivir con mis papás. Esto fue lo mejor de mis 20. Nos fuimos con una amiga a un depto increíble, estuvimos juntas casi cinco años, hicimos carretes memorables, vimos películas, cocinamos juntas, lloramos algunas veces y así tenemos una relación de hermandad.
– Juntar plata para viajar. Todos mis pitutos e intentos de ahorro y deudas futuras se fueron para realizar viajes que tenía soñados. Esto espero siga para siempre.
– Conocer qué comidas me hacen bien y qué no. Comer siempre a consciencia, lo chancho y lo saludable, y así dominar completamente mis dolores de guata.
– Los granos y el acné, imposible superarlo, pero sigo invirtiendo. Cada vez más y cada vez con raros resultados.
– Ya no puedo carretear en la semana, simplemente no me da. Pero lo hice con fervor mientras pude.
– Saber que por siempre, los conciertos me mantendrán enamorada de mis bandas favoritas.
– Dormir es la clave del éxito, hacerlo 8 horas es el desafío diario.
– Encontrar un deporte que me gusta, y no dejarlo por nada.
– Tener ojo desde el primer capítulo para las buenas series.
Hace un par de meses estaba por entrar a mis 30 con mucho más de lo que siempre imaginé: casa propia, marido maravilloso, un trabajo estable, la experiencia de haber vivido en otro país (y conocer más de 20 países), una vida activa, descubrí mi lado deportivo y, con eso, descubrí lo que mi cuerpo puede lograr. No podía existir tal crisis de los 30, es más lo veía venir con felicidad.
Pero… me volví loca y me descubrieron trastorno bipolar, cosa que mirando en retrospectiva, siempre estuvo ahí. De hecho ahora creo que muchas de las cosas que decidí hacer y logré fueron pasando por una etapa maníaca (o al menos hipomaníaca). El tema es que mis acciones en mi última, y más grave etapa eufórica trajeron sus consecuencias, perdí a mi maravilloso marido, mi hermosa casa, mantengo deudas que si no fuera por el alma caritativa de mi madre no sé cómo estaría viviendo, no puedo hacer deporte porque los medicamentos me hicieron presentar una alergia tremenda y me hace peor sudar, y perdí toda vida social. Perdí la persona que había construido, perdí mi libertad y las ansias de vivir.
Pasé de todo a nada, de un golpe. Ahora si que los 30 me dan igual.
Depre mi post, no me había dado la posibilidad de darle vueltas a este tema.
Qué mal. Sonará cliché, pero a veces las crisis sirven para que lo que no era tan bueno se muestre como es. Quizás tu marido tan bueno no era (como marido para ti), si se asustó y se fue en vez de enfrentar juntos el.problema. lo mismo tus amigas/os. Ahora, con ese conocimiento puedes recomponer tu vida sabiendo que lo que quedó es lo que realmente era de calidad, como la relación con tu madre. Te mando un abrazo y fuerzas, espero que tus 31 puedas decir que saliste de esto más sabia y más fuerte.
Tengo una a amiga que pasó una crisis como la que comentan más arriba, no es llegar y juzgar a la pareja… si para una como amiga ya es duro, para una pareja es devastador en aspectos que estando afuera uno ni siquiera puede dimensionar…a veces el amor no basta.
A cuidarse y armarse de a poquito, paso a pasito.
Sobre el post… pues creo que puede ser los apuntes de los 25, los 30 y los 42, muchas de esas cosas se pueden lograr o hacer antes o después, no le veo mucho sentido.
Yo mis treinta como que no tomé conciencia de la edad, fue un año más, en mi casa ni me hicieron bromas por la edad.
No sé si les pasa a ustedes, pero a mí de repente se me olvida la edad que tengo. y cuando me pregunta debo pensarlo bien antes de responder.
Próxima a cumplir 29 siento que me acerco del fin de una era. Y es como si tuviese un año pa aprovechar de hacer hueás simbólicas que tengo pendientes. He pensado un poco en el asunto, pero poco.