por Eleonora
El pasado martes 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer. Si lo celebras o no, si lo conmemoras o no, si aceptas las flores que te regalan o tiras los chocolates por la cabeza… eso es cosa tuya. Cada una vive ese día como mejor lo prefiera.
En mi caso, fui a marchar. Y fue el mismo caso para aproximadamente 8 mil personas. 8 mil mujeres, hombres, niños y ancianos salieron a marchar desde Plaza Italia hasta Los Héroes. Con carteles, con megáfonos, con caras y cuerpos pintados. 8 mil personas salieron a la calle para exigir derechos e igualdad para la mujer. Los temas que más se repetían en las pancartas y en los cantos eran el aborto legal y libre, y el acoso sexual callejero. Temas que han estado en la discusión nacional desde hace un tiempo y que, a pesar de ciertos avances, aún están muy lejos de ser conversados seriamente.
Fue una marcha pacífica, a pesar de algunos incidentes al final, y debo decir que se sentía en el aire algo especial. Un cambio. Un cambio que aunque nos tome mucho tiempo, va a llegar. Especialmente satisfactorio fue ver una gran cantidad de hombres marchando junto a nosotras. Prueba irrefutable de que el pensamiento feminista no es exclusivo de las mujeres, y que una sociedad más justa e igualitaria nos beneficia a todos.
Acá, algunas fotos que tomé de lo que fue un muy buen día:
Hermoso!
Por la marcha, mi mamá una mujer de 71 años con dificultades para desplazarse no pudo llegar a su casa en el entorno de la plaza Italia. ¿por que no marchan en otro lado? es un barrio de viejos y cada marcha les genera problemas.
Tengo sentimientos encontrados con estas “marchas”. Me parece que las marchas son medidas de presión y esto fue en realidad un carnaval, una celebración. Si hubiese sido una marcha con un objetivo (como exigir algo, lo que fuese) tenía más sentido, efectivo y simbólico, entregar, por ejemplo, un documento en el Ministerio de la mujer.
No sé, siento que tanta marcha que en realidad es otra cosa, pierde efectividad.