Chica lista: 6 razones de por qué ir al Festival de Valdivia es tan bacán

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por daria

Este año volvería al Festival de Cine de Valdivia. Pasajes comprados, cabaña reservada y felicidad en mi corazón, pero finalmente no podré ir. Es una pena, pero no tenía opción y decidí tomar esta lamentable situación y transformarla en un post. Sí, en este que leen ahora: “6 razones de por qué ir al festival de Valdivia es tan bacán”:

1.- Amigos
La mayoría de las personas van a este festival con sus grupos de amigos. Ya sean estudiantes de cine, profesores, cineastas o gente que simplemente le gusta ver películas. Yo también he ido así, con amigos, que ya es algo bacán de por sí, tan bacán que bien merece un post propio.

2.- La ciudad
Cuando me he visto en tacos, aplastada en el metro o en situaciones cotidianas-apestosas propias de ciudad grande, me he preguntado en qué otra ciudad de Chile viviría. Alguna vez dije Puerto Varas, pero hoy digo Valdivia. Una ciudad a escala humana, ni muy gigante ni muy chica, bonita, bien cuidada, con gente amable, cerca de otros lugares atractivos y con atractivos propios muy interesantes. Como el lindo río Calle Calle, el jardín botánico y, obviamente, el propio Festival de Cine de Valdivia. Y ya ni me importa que sea la segunda ciudad donde más llueve a nivel nacional, porque existe la keratina.

3.- Cruditos
¿Se puede hablar de Valdivia sin mencionar el Haussman y sus crudos? Al parecer, no y, a pesar de que no me gustan, los incluyo acá en honor a todos esos miles que cuando oyen el nombre de esta ciudad, su mente no ve un río, sino un plato de carne. Y una cerveza al lado, por supuesto.

4.- Películas + carrete
El festival es esos pocos momentos en la vida en que podemos dedicarnos, sin miedo, a hacer cosas que casi nunca podemos hacer tan seguido: simplemente comer, ver una película, pasear, ver otra película, comer, fiestas y más diversión. ¿Días perfectos? Sí, efectivamente. Los días de festival son eso, perfecta diversión.

5.- Entrelagos
Tomar té en el legendario Entrelagos es una experiencia religiosa. Contigo, en cada instante en cada cosa. Besar la boca tuya, Entrelagos, merece un aleluya. Es una experiencia religiosa. Sentarte en ese café de decenas de años, rodeada de miles de chocolates en diferentes formas y tamaños es una de las cosas más lindas -y ricas- de Valdivia.

6.- Ser parte del festival
Por la semana que dura este evento, la ciudad se mueve en torno al festival. Mal que mal, ha ocurrido todos los años, por ya 20 años y la ciudad se prepara para recibirnos. Es lindo ir a un restaurant y ver a directores comiendo en la mesa de al lado, toparte con los mismos estudiantes y sus profesores en distintas películas, salir todos de una función que nos impactó. Se arma una suerte de comunidad, transitoria y, al mismo tiempo, ni tan transitoria, porque todos volvemos a nuestras realidades, volvemos a hacer eso que nos gusta tanto (ver películas) y volvemos, por supuesto, a Valdivia.

9 Comments

  1. Pensaba lo mismo hasta que me vine a vivir acá…no he podido ir nunca al festival porque estoy trabajando, la lluvia dejó de ser romántica para transformarse en una lata, el Entrelagos vive lleno a la hora en que uno puede ir…y los crudos me cargan…conclusión, de paseo no más…

      • mmm, la verdad es que el post se trata de una persona no valdiviana que va a Valdivia de paseo, así que no hay que ser valdiviano ni vivir en Valdivia para entenderlo, si no todo lo contrario.

  2. ¡Valdivia maravillosa!, llena de ricas cervezas, ríos RIOS, de los de verdad, con haaaarta agua, bosques y humedales por toda la ciudad, días primaverales con brisa fresquita cruzando el puente…aaaahhh Valdivia (suspiro largo).

  3. Valdivia Valdivia Valdivia! me siento identificadísima… la lluvia lo hace aún más místico y sí, con un día de sol ya se te olvida la lluvia y vuelves a amarla de nuevo y así jaj más aún con el festival, se vuelve más interesante y emocionan, un montón de gente de distintos estilos y perspectivas, maravilloso.

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