#Clubdelecturazancada: Las Muertas de Jorge Ibargüengoitia

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por Cristóbal Carrasco

Las muertas no es una novela antigua, pero tiene el aire de un clásico escondido, de un libro que perdura y se mantiene poco a poco, que cautiva a pesar de ser desconocida, o justamente por eso, porque sorprende en su anonimato. Jorge Ibargüengoitia la escribió en 1977, fruto de unos sucesos criminales ocurridos en México, y años después murió en un vuelo que cayó a las afueras de Madrid.

Esto fue lo que comentamos en el #clubdelecturazancada:

Las Muertas cuenta la historia de un par de hermanas dueñas de un prostíbulo en un pueblo perdido de México, donde la desgracia se apropia del lugar y pareciera que fuera de lo más normal; la gente se muere, los personajes sufren y tratan de salir adelante, a pesar de que el destino los encierra en un mundo oscuro y hostil. Pero en el mundo de Serafina y Arcángela (las protagonistas), ellas son las que mandan y las que saben hacerse cargo de todo, a pesar de que todo es ilegal.
Este libro retrata como un pueblo remoto en México es comandado por dos mujeres fuertes, pero que han sufrido, y mucho. Se arman de una coraza para hacerse frente a un mundo machista e injusto, donde la única manera de sobrevivir, es a través de un mundo donde lo ilícito se vuelve natural y la maldad no es algo ajeno.
Galia Bogolavsky

Me interesó la delgada línea que existe entre quienes son cómplices, víctimas y culpables. Las Muertas es una novela donde gran parte de los personajes son lo suficiente ambiguos con sus acciones, y cínicos con sus responsabilidades. Viven un poco ingenuamente, abrumados por las circunstancias, esperando que ocurra una historia ya definida, donde ellos no pueden hacer nada para cambiarla.
ConchitaQ

Sabuesas empedernidas, y envueltas en su propia agonía, sujeta a los designios que otros elegían por ellas, y del que un día decidieron que no iban a salir. Alguien eligió por ellas una cárcel, en la que finalmente optaron por quedarse. Las Muertas narra así la historia de un prostíbulo mexicano de los años 60, que existió, y como bien menciona en sus líneas el autor, Jorge Ibargüengoitia, “hubiera sido mejor que yo la hubiera bajado del coche cuando dijo la impertinencia. Ambos hubiéramos sido más felices…”
Noelia Barrientos

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