por Albahaca
En mi adolescencia y ya entrada la adultez, tuve relaciones amorosas de corto alcance: pocos meses y no tan profundas, a pesar de haber sentido, en todas ellas, que me enamoré. Pero como todas saben, del estar enamorada a amar hay un largo trecho. En fin, en cada una de esas relaciones me desenamoré rápido y siempre fui quien dijo “quiero terminar”, pero no en todas esas veces fui lo suficientemente dócil. En muchos casos dejé a mis ex sufriendo y yo sin pensar en ponerme en sus zapatos, lo único que me importaba era sentir que me libraba de ellos o iniciar algo con alguien nuevo.
Hace unos años inicié una relación de pareja estable en la que me involucré como nunca lo había hecho antes, con presencia de nuestras familias, amigos, proyectos en común, etapas que fuimos quemando juntos (universitaria, egreso, cesantía, primer trabajo, independencia), etc. Fueron más de 3 años intensos, bonitos, de mucho aprendizaje, pero también con altos y bajos. Fue mi primera relación larga y comprometida hasta los huesos; para él, además de ser su primera relación larga, fue su primera relación de pareja. En resumen, quizás la experiencia más importante que los dos hemos vivido hasta ahora.
Sin embargo, hace unos meses él decidió terminar. Fue sorpresivo para mí, porque no veníamos de ningún periodo oscuro o de una seguidilla de discusiones; no, fue de un día para otro, después de almorzar un día sábado en que estábamos planeando qué película ir a ver. Por lo sorpresivo, me afectó profundamente, pero sobre todo me afectó por la forma en que decidió terminar: con frialdad, con rabia, con poca empatía por mi dolor y ganas de irse luego a la mierda y no volver a hablar más conmigo. Por supuesto, quedé absolutamente descolocada. No entendía cómo, si el término no se había dado por ningún conflicto puntual, él actuaba como si yo hubiese hecho algo malo y mereciera ese trato. Sin duda, esa forma en que decidió alejarse, tan absurda para mi, dificultó aún más mi proceso de duelo y las ganas que tenía de sentir que podíamos terminar bien una etapa que, dentro de todo, había sido tremendamente enriquecedora. Pero no se pudo.
En el transcurso de estos meses he visto mi historia hacia atrás, y me he sentido profundamente arrepentida por el trato indolente que tuve con mis antiguos ex. He pensado en el karma, en cómo estos meses he tenido que pagar con sangre, sudor y lágrimas todo lo que acumulé antes, y también he pensado en cómo debería ser la mejor manera de terminar una relación, sea larga o corta, porque, después de todo, los sentimientos tienen otro calendario, y las ganas que una tiene de irse a veces pueden ser inversamente proporcionales a las ganas que el otro tiene de quedarse, y no se puede velar siempre y solamente por el bienestar propio, sobre todo cuando se han compartido tantas cosas, cuando una ha respetado y ha sido respetada.
Creo que cuando un rompimiento no se ha dado por motivos traumáticos (ni por infidelidad, ni por mentira, ni por maltrato), uno siempre debería honrar lo vivido, y eso se manifiesta a través del respeto por el otro, por su decisión o por su pena, pero respetar lo compartido a través de una actitud agradecida postruptura, que tiene que ver con conservar cierta cordialidad en el tiempo.
A veces una aprende a porrazos, como me tocó ahora, por eso no quiero volver a pasar por alto los sentimientos de otros nunca más, porque duele, duele más que la misma mierda, y nadie debería hacer lo que no quiere que le hagan.
Y ustedes, ¿cómo creen que es la mejor forma de terminar una relación? ¿Hay una fórmula?
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No creo que haya alguna formula para terminar una relación pero creo que hay al menos tres cosas que considerar, algunas de la cuales ya dijiste: claridad, respeto y disposición. Al menos así lo he vivido yo y creo que he podido terminar las relaciones que he tenido y hacer buenos duelos.
Primero, claridad. Creo que no hay nada peor y más tortuoso que una declaración ambigua donde al otro le quede la sensación de “todavía podemos volver”. Pienso que esa esperanza hace infinitamente más difícil la ruptura y el posterior duelo.
Segundo, respeto. Y esto corre para todos los lados: con uno mismo – tomar la decisión de terminar una relación es respetarse a uno mismo, independiente del motivo por el cuál se decida terminar-, respeto con el otro: si fuiste capaz de tener una relación con esa persona quiere decir que más de algo bueno tiene y te entregó, por lo tanto respétalo, y respeto por la relación que se acaba. Nada más feo que no honrar lo que se construyó.
Tercero, disposición. Con el otro, habrá derecho a pataleo y hay que estar dispuestos a ser receptivos. No por esto aguantar escándalos ni manipulaciones pero sí ser realistas y saber que algún correo electrónico o llamada se va a recibir. Acá, no olvidar la claridad y el respeto. Con uno, y esto es fundamental: ser el que termina te pone en una posición distinta pero no por eso menos dolorosa. Creo que hay que estar dispuestos a vivir el duelo, sufrir un poco y levantarte.
No existe, no hay forma porque tú puedes planearte toda para hacer tu movida pero la réplica mueve las fichas y allí todo es diferente. No hay guión. Con respecto a lo que dices que no te lo viste venir, con el tiempo verás que sí, que hay señales, muy menores pero que con la rutina, ocupaciones no las ves, y aunque él estuviera con otra y por eso te dejo igual hay pequeños actos que se dan en una pareja que va a terminar, a mí cuando alguna amiga me dice : “terminé”, nunca me llama la atención, son cosas que se observan.
No se si hay una formula para terminar, porque igual se sufre. Mi quiebre mas doloroso fue mi matrimonio creo que la inmadurez, los sentimientos sin control me hicieron sufrir mucho pero aprendí, hace poco termine una relación de muchos años y me preocupe mas de mi, me cuide mas se podría decir y la paz interna volvió mas rápido. Ahora ya tire la esponja con una relación de toda la vida pero no me ha impedido conocer otra persona , quien sabe, quizás en una de esas, todavía haya algo para mi en algún lugar.
Yo creo q hay q hacerlo con respeto , con el mismo respeto de siempre, no tiene por qué ser diferente. Eso implica: ser honesto pero tratar de herir lo menos posible, responder preguntas, etc. De todas formas, en una relación buena esto no debiera ser una sorpresa. Si alguien me patea de golpe yo pensaría q debió haberme dicho antes q algo andaba mal, eso me daría rabia.
Cuando tenía como 20 años tuve una relación como la mierda, el tipo era machista, posesivo, mamón, no sé cómo andaba con él, toda la relación acumulé amargura, tristeza…y un día, no aguanté más y le dije que debíamos hablar…él vaticinando un término, no quería juntarse personalmente…por 3 semanas! y como él vivía en la casa de sus papás, no yo quería ir a su casa paterna a terminar…me daba lata, yo quería un lugar neutral. Al final, me aburrí y dí por terminada la relación por correo electrónico. Mal.
Él me odió y me peló hasta morir…me mandó mensajes de odio. Además yo ni esperé un mes y empecé a salir con un chiquillo muy buena onda, (para mí la relación y mis sentimientos habían terminado hace meses) entonces fue peor. Me odiaba.
Tal vez, él nunca cachó su mala actitud conmigo y todo fue muy de sorpresa. y jamás le expliqué nada, por tanto entendía su odio.
¿”Jamás le expliqué nada”? ¿Ni siquiera en ese correo electrónico? Qué mal, amiga. Creo que la gente que te quiere o que te quiso siempre se merece una explicación. Y si dices que tus sentimientos habían “terminado hace meses”, entonces debiste ser honesta antes y no esperar meses. Bueno, cosas de los 20.