El Cerro Chena y otras áreas verdes en Santiago

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por @ConchitaQ, Cux & Mariana y punto

¿Se imaginan que tuviéramos otros casos como el cerro San Cristóbal en Santiago? Hoy, existe una indiscutible preocupación por la planificación de nuestra ciudad, para que sea más verde, más justa, más conectada, más inclusiva. Es importante pensar a largo plazo, porque no podemos soñar con que mejore la calidad de vida de las personas, sin reflexionar sobre la ciudad en que vivimos.


Para quienes vimos la película Wall-E, nunca olvidaremos lo triste que era un mundo donde se extinguieron las plantas, árboles y naturaleza. Pixar nos entregó una imagen apocalíptica, pero con una lección y valor por los recursos naturales del planeta por y tener un mundo sostenible. Y mejor tarde que nunca, porque digamos que en el futuro no importa cuanta tecnología tengamos, al final final se nos vuelve en contra, y se debe volver a atrás, a las cosas más esenciales y naturales, a buscar la calidad de vida y la necesidad de tener un entorno amigable y sustentable. Al menos, eso nos enseñaron los adorables Wall-E y Eve.

Así como en la película existe una esperanza, nosotros los santiaguinos también tenemos oportunidades a mejorar nuestro futuro. Y si nos enfocamos en la ciudad y calidad de vida, lo primero es la invitación a reflexionar sobre desarrollo de las ciudades, a través de una propuesta de urbanismo y áreas verdes para las personas que día a día vivimos en ella. Santiago Cerros Isla y Parques Urbanos son dos iniciativas con distintos objetivos y acercamientos a cómo abordar estas problemática. 


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Santiago Cerros Isla
Están trabajando para la integración de los 26 cerros isla que están en Santiago, como áreas verdes que puedan proveer espacios públicos de recreación y conservar valores ecológicos, especialmente en zonas periféricas. Nos llamó la atención cómo han ayudado a especialistas, líderes de opinión y personas comunes y corrientes a abrir los ojos y ver nuestra ciudad tiene una característica bien única. Eso de que “vivimos rodeados de cerros” es mucho más verdad de lo que creíamos antes de conocer este proyecto. Santiago no sólo cuenta con la Cordillera de Los Andes (oriente), la Cordillera de Costa (poniente), el Cordón de Chacabuco (norte) y Angostura de Paine (sur). Además, existen 26 hitos naturales en la Región Metropolitana que es posible aprovechar para que sean potenciales áreas verdes para los habitantes de esta región. Por lo demás, están distribuidos bastante heterogéneamente dentro del valle, lo que hace que estas áreas verdes se repartan equitativamente entre las comunas que invierten más o menos dineros en estos ítems. El gran logro de esta organización ha sido rescatar estos cerros que tenemos y que nunca habíamos aprovechado, incluso alguno de ellos ni siquiera los conocíamos. Identificarlos, darlos a conocer para luego convertirlos en espacios públicos de recreación y conservar valores ecológicos.

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Parques Urbanos
Desde 1992 existen los Parques Urbanos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que están compuestos por una red de 18 parques en la Región Metropolitana, entre los que se encuentran los cerros San Cristóbal, Cerro Blanco y Cerro Chena. Como hay comunas que no tienen presupuesto para áreas verdes, se transformaron en una entidad que gestiona el desarrollo y manutención de estos parques urbanos. Se definen como el pulmón verde de Santiago, y su parque más importante es el Parque Metropolitano de Santiago (PARQUEMET) que abarca cuatro comunas: Huechuraba, Recoleta, Providencia y Vitacura. Su misión apunta a mejorar la calidad de vida de las personas, entregando espacios que apoyen a la integración social, contacto con la naturaleza, promoviendo la educación y la protección del medio ambiente.

El Cerro Chena
Nos llevamos una gran sorpresa con este proyecto. En la comuna de San Bernardo se encuentra el Cerro Chena, y a sus pies el nuevo Parque Metropolitano Sur. Cuando fuimos a conocerlo era un sábado de una mañana muy calurosa, y las personas y familias llegaban ahí a caminar por los senderos del cerro, recorrer la laguna con sus patos, hacer deporte en el parque, y luego más cerca de la hora de almuerzo, aumentaba el movimiento para picnic y usar la zona de asados.
“Chena” es una palabra quechua que significa “Puma en Celo”, y se llamaba así por la gran cantidad de pumas que existían en ese lugar. También a 5 kms del aparque se encuentra el Pucará (difícil acceso). Además, desde ahí se pueden apreciar otros cerros islas como Hasbún, Adasme, Negro.
Ubicado en el kilómetro 19 sur de la Autopista Central, es un lugar que vale la pena ir a conocer. Es bien impactante subir a la virgen, y poder apreciar la vista hacia San Bernardo, donde se hace evidente que esta es una comuna con una clara escasez de áreas verdes, cruzada por una carretera, y que este proyecto le da un aire nuevo a la comuna. En diciembre del 2014 el Cerro Chena ganó el Concurso de Cerros Isla para convertirse en el próximo Parque Metropolitano.

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Tarea pendiente: la utilidad pública
El tema de la “utilidad publica” en el caso de los cerros de Santiago es bastante compleja. Gran parte de ellos tienen distintos dueños privados, y en la mayor parte de los casos, más de uno dentro de un mismo cerro. Otros son municipales, Serviu o bienes nacional de uso público. La tarea pendiente para la organización es que se haga efectiva la utilidad pública de los cerros, considerando una política urbana e integral a nivel ciudad y que coordine las inversiones de los distintos sectores.
En paralelo, se están realizando modificaciones a la ley general de urbanismo que permita establecer caducidad de los terrenos que tienen “utilidad publica” y el año pasado se aprobó un proyecto de protección de los cerros isla. “Son las condiciones mínimas para avanzar en el desafío de largo aliento para su efectiva integración como parques urbanos de valor ecológico”, comenta Dominique Mashini, directora ejecutiva de Santiago Cerros Isla.

Equidad urbana y desigualdad
“Más que un concepto deseable y lejano, debe ser la base sobre la cual se toman todas las decisiones a nivel urbano para alcanzar ciudades verdaderamente sustentables. En el caso de Santiago, la distribución de áreas verdes revela uno de los desafíos más evidentes a nivel de equidad y calidad de vida urbana”, Dominique Masihini.

La distribución de áreas verdes en Santiago es un reflejo más de la segregación y desigualdad de nuestra ciudad. A esto se suma el problema sabido de que hay comunas más ricas y otras más pobres. Por ejemplo, según nos cuenta Marisol Hernández, Jefa Programa Conservación de Parque Urbanos / Parque Metropolitano de Santiago, en la Región Metropolitana las comunas más críticas por su carencia de áreas verdes son: La Pintana, Cerro Navia, Renca, Pudahuel, San Ramón, Renca, San Miguel, San Bernardo. Muchas de ellas, no tienen recursos ni para construir ni para mantener nuevas áreas verdes. La OMS recomienda 9 m² de áreas verdes por habitante.

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Educación
La educación es la herramienta fundamental, se debe enseñar desde niños, en casa y a nivel curricular la importancia de la áreas verdes, el cuidado, cariño, hacer deporte, recreación y el respeto que le debemos como si fuera el patio de la casa. En el caso de la red de parques urbanos la mayoría son cerrados, por lo que es una buena alternativa para los colegios y las familias.
Es primordial aprender de los beneficios de estos espacios para la comunidad; cómo aporta en la salud física y mental, el impacto en el medio ambiente, ser un lugar de encuentro e interacción entre las personas y naturaleza. Tenemos que hacernos partícipes, generar hábitos a los niños, enseñar a usar los parques y educar para apreciar el patrimonio paisajístico.

Valorar lo propio
Es clave que estos parques y áreas verdes promuevan un paisaje nativo propio para un clima semi árido ya que esto reduce los niveles de agua y mantención, y además nos sitúa con la naturaleza propia de la zona y su valor patrimonial paisajístico. Además, estas áreas verdes reflejan el valor cultural, ecológico y social de los cerros y parques de cada comuna.
Otro valor clave es el cambio social que puede generarse en las comunas. Un ejemplo de esto, es el parque André Jarlán que fue construido sobre un antiguo vertedero. “Ese recinto aportó al cambio en la la calidad de vida de los vecinos del sector, y devolvió la dignidad a una importable cantidad de personas. Hoy es un parque querido, altamente visitado, respetado y cuidado por toda la comunidad. Además es una área verde preciosa, de armónico diseño, y su nombre es un homenaje al sacerdote André Jarlan, quien prestó servicio a los vecinos de la Población la Victoria por años, y allí perdió la vida”, cuenta Marisol Hernández.

Participación de la comunidad
“Es necesario que su diseño integre la participación activa de la ciudadanía para el desarrollo de programas y equipamientos que puedan ser utilizados diariamente por los vecinos y ciudadanos. Hay una serie de referentes que indican que la implementación de huertos urbanos o programas de educación ambiental que acerquen las personas a su paisaje garantiza mayor intercambio y calidad de vida urbana. Por otra parte, cuando se excluye la participación de las comunidades en el desarrollo de espacios públicos o áreas verdes, no existe mayor identificación y apropiación de las personas por estos espacios, lo que traduce en una pérdida mayor para la ciudad”, explica Dominique Mashini. Para educar sobre la apropiación de las áreas verdes de la ciudad, Marisol Hernández concuerda: “otra medida es que cada vez que se proyecte la construcción de parques, se incorpore a la comunidad en su diseño, saber qué quiere la comunidad, conocer sobre sus intereses, llamarlos a participar. Actualmente muchos diseños para construir áreas verdes consideran la opinión de comunidad, sea a través de incorporación de las juntas de vecinos, consultas ciudadanas, comités comunales, municipalidades, etc.