El tiempo de Matías Rojas Valencia, director de “Raíz”

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por Mariana y punto

Cuando a sus 13 años la familia de Matías Rojas Valencia se fue a vivir al sur desde Santiago, a él le costó acostumbrarse a la lluvia constante. Hoy, en sus 30, le gusta. Tanto que “Raíz”, su primer largometraje, lo filmó en el sur, en invierno, porque quería que lloviera todos los días. Era esa atmósfera que tanto cambió a su familia la que quería retratar en la película. Cómo el clima, la naturaleza y tu entorno pueden afectar el ánimo y las vidas.

Primero quiso mostrar esas emociones, después contar historias de personas que había conocido en el sur -como la de la señora Chela, que aparece en la película-, y finalmente llegó a la trama de una veinteañera que vuelve a la casa de su mamá en Puerto Varas y termina ayudando al hijo de la nana que acaba de morir a buscar a su padre.

A Matías le gustaba dibujar. Pero a los 18 años una enfermedad lo retuvo en Puerto Varas por un par de años, mientras sus amigos partían a estudiar a Valdivia o a Santiago. En ese momento lo pasó mal, pero ahora lo ve como una “residencia” forzada que lo llevó a descubrir su gusto por las imágenes y sobre todo por el cine que transmite sensaciones más allá de contar una historia. Para él la trama de una película es más bien una anécdota para mostrar sentimientos, texturas e incluso olores a través de la pantalla. Por eso prácticamente no le pone música a sus películas.

Cuando finalmente llegó a Santiago, Matías entró a estudiar Diseño en la Universidad Mayor, porque era lo que se supone que debía estudiar alguien que dibujaba bien. Lo pasó pésimo. Hasta que al año siguiente pudo cambiarse a estudiar Cine, y al fin empezar a ponerse al día en su vida. Como siempre ha sentido que está atrasado, por eso para su proyecto de título en vez de hacer un cortometraje como todo el mundo, él decidió lanzarse y hacer un largometraje, incluso contra las recomendaciones de sus profesores.

Después de un año de viajes de preproducción e inspiración, un presupuesto ínfimo de más o menos 4 millones de pesos y dos afortunadas semanas de rodaje (llovía cuando tenía que llover, salió el sol cuando lo necesitaban, y hasta apareció un perro de la nada en plena lluvia e hizo exactamente lo que querían que hiciera antes de volver a desaparecer) con luz natural y un equipo de 8 personas que cabían en una van, Matías ya tenía un primer corte de su película “Raíz”. Después se encerró otro par de meses con tallarines y agua a montar la película, ganaron fondos para la postproducción, ingenuamente la postularon al Festival de San Sebastián y, aunque fue a última hora, inesperadamente quedaron seleccionados y “Raíz” se mostró en cuatro funciones a sala llena. De ahí pasó un año en otros festivales en todo el mundo, ganó el premio a la Mejor Película Chilena en el Festival de Cine de Valdivia del año pasado, y se estrena comercialmente este jueves 21 en cines de Chile.

En Puerto Varas había dos videoclubs, y gracias a ellos y a otras películas que llegaron a sus manos, Matías descubrió el cine que le atraía, ese que no contaba historias de la forma tradicional y occidental, sino que transmitía otras cosas más allá de los hechos ocurridos. Descubrió a algunas de sus directoras favoritas, como Lucrecia Martel o Naomi Kawase, y de hecho dice que la mirada de las directoras mujeres es algo que le atrae especialmente, quizás porque vivió tanto tiempo solo con su mamá y su hermano chico en esos años de residencia forzada en el sur.

También le agrada esa forma de aprender, mirando películas, descubriendo a través de ellas, más que con alguien enseñándote y mostrándote lo que debes ver. Le gusta lo que está pasando en Chile con películas como Volantín Cortao, el cine de directores como José Luis Torres Leiva y Alejandro Fernández y la identidad que se está formando en el cine chileno actual.

Ahora -e incluso antes de trabajar en “Raíz”- Matías está trabajando en su próxima película, un proyecto más ambicioso, llamado “A la sombra de los árboles”, donde quiere contar la historia de Colonia Dignidad a través de lo vivido por un niño de 9 años. No es coincidencia que nuevamente tenga a un niño de protagonista; es un punto de vista que sigue ahí, que no quiere perder, que todavía siente hasta el día de hoy, una inocencia que le parece más interesante que la falta de curiosidad que a veces viene con la vida adulta.

Trabajar con niños no le parece intimidante si, como logró con el protagonista de “Raíz”, logra que se acostumbren a la presencia de las cámaras y se comporten lo más natural posible. Que no se note que están actuando. “A la sombra de los árboles” se situaría en 1991, y Matías lleva unos tres años investigando y otros dos escribiendo el guión. Ya tiene coproductores extranjeros, y pretende filmarla el próximo año y como le gusta: en invierno.

Tenemos entradas dobles para ver “Raíz” en multisalas de Santiago; para concursar, tienen que mandar un mail titulado RAÍZ a [email protected] con nombre completo, teléfono y Twitter (opcional).