Entrevista a Valentina Muhr: leer, escribir y actuar

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por Mariana y punto, foto: Pola Gonzalez

Valentina Muhr no sabe si es que existió un momento preciso en el que decidiera convertirse en actriz, pero sí sabe que era una obsesión desde muy chica. “Me gustaba jugar, crear mundos, historias. Creo que era bastante psicótica, no diferenciaba mucho de la realidad y de las ficciones que me creaba. Recuerdo una vez que mi abuela me llevó a ver la Negra Ester y vi como los actores se maquillaban y vestían atrás del escenario. Me acuerdo de pensar que esa vida quería vivir yo, la de la familia teatral, la del juego. Vi una libertad, una juventud, una alegría que no veía en otras profesiones. Además el teatro aglomeraba todas las formas creativas, todo podía caber en un escenario, el arte, la música, la danza, la escritura”. 

://zancada.com/2014/05/las-analfabetas-del-teatro-al-cine/” target=”_blank”>Las Analfabetas, que protagoniza junto a Paulina García, junto a quien también protagonizó la obra de teatro que montaron el 2010 y que inspiró la ópera prima del director Moisés Sepúlveda.

¿Tienes algún recuerdo de cuando aprendiste a leer y escribir? 
No realmente, pero sí me acuerdo patente cuando entendí y descubrí lo que era una metáfora. Fue en una clase de castellano, y era un poema bien ridículo sobre una rosa roja, y el profesor nos decía que la rosa no era en realidad una rosa sino la enamorada. Eso me trastornó! La idea que uno decía algo, pero en verdad estaba diciendo otra cosa me pareció fascinante e infinito. Me acuerdo de pasar horas con una amiga escuchando canciones de Silvio Rodriguez y descubriendo lo que en verdad estaba diciendo, era un juego de códigos alucinante. De ahí en adelante me puse a escribir poesías de todo, le cambiaba poemas a los señores del casino por un ricolate, incluso le hice un poema tétrico a mi mamá sobre una guagua que perdió, todavía lo tiene, se llama una guagua nace, una guagua muere. Ahí fue supongo cuando aprendí a leer y a escribir. 
 
¿Has aprendido otro idioma?
Estoy aprendiendo ahora francés, y hace dos años tuve que aprender inglés para estudiar afuera. No soy muy rápida para los idiomas, peleo mucho contra la gramática, nunca me fue muy fácil la matemática del lenguaje. Y sí, uno vuelve a sentirse de 6 años, y uno vuelve a enfrentarse con las mismas trancas y se hace bastante más difícil porque la cabeza de un adulto es mucho más rígida y  porque uno está aprendiendo a escribir y a hablar al mismo tiempo. Los niños ya hablan el idioma antes de aprenderlo a escribir. 
 
¿Cómo preparaste tu personaje en Las Analfabetas? ¿Sabías algo sobre enseñar a leer y escribir?
No no sabía mucho en verdad, tuve que ir a observar una clase de alfabetización de niños de primero básico, y fue muy chistoso. Los cabros chicos están completamente dementes, y las profesoras son unas heroínas. Entre que tienen que enseñarle la letra de ese día, hacerlos callar, motivarlos, darles premios a la fila que se porta mejor, escuchar lo que preguntan (que no tiene nada que ver con lo que se está enseñando). Y los niños en otra, caminan por la sala, a ratos siguen la clase, después miran una mosca que es mucho más interesante. Pero ir a observar las clases me sirvió para sacar material de las estrategias de enseñanza, pero no mucho para el personaje. Mi personaje lo construí desde el antecedente que la obra se llamaba “las analfabetas” entonces teníamos que descubrir cuál era el analfabetismo de la Jackeline. Tomé la imagen de la “peor profesora” a la que un curso jamás respetaría, a la sin carisma, torpe, frágil, con un cuerpo y una voz insegura, pero al mismo tiempo dulce y transparente. Jackeline es un personaje que principalmente no sabe bailar, en el sentido más profundo  de la palabra bailar. Creo que ese fue el motor de la construcción del personaje, su arritmia frente al mundo. 
   
¿Cuáles fueron los principales cambios de adaptar tu interpretación del teatro al cine?
Yo pensaba que no iba a ser difícil, que era cosa de “achicar” la obra de teatro no más. Que la diferencia del teatro y el cine es sólo acerca del tamaño de la acción, en el teatro es grande en el cine pequeño. Pero cuando comenzamos los ensayos con Moisés me di cuenta que lo tremendamente difícil y complejo que era modificar en general cualquier cosa que uno ya incorpora. Porque precisamente no es ponerse o sacarse un personaje, al final es la misma construcción emotiva, se trataba de traducir, de cambiar los vehículos, las intensidades, la proxemia, y uno cree que es capaz de controlar todo lo que está haciendo pero el problema es que uno deja de ver. Moisés nos corregía, nos re dirigía, nos daba nuevas intensidades, y no era cosa que no quisiéramos seguirlo, tratábamos de cambiar pero volvíamos inevitablemente a las formas conocidas y hacíamos las acciones como en la obra de teatro. Además cuando comenzamos a rodar habíamos recién terminado una temporada de la obra, por lo que y fue también darse cuenta de habían muchas cosas que en la obra ya estábamos hacíamos automáticamente. Después de tantas funciones uno empieza a acomodar, los ensayos de la película fue una forma también de refrescar la relación y las acciones.
 
¿Disfrutas más actuando en cine, tv o teatro?
Televisión no he hecho realmente, trabajé en El Remplazante, que no creo que tenga la misma naturaleza de una teleserie, es más familiar al cine creo yo.  Pero son mundos completamente diferentes, y cada uno exquisito desde diferentes lugares. El teatro tiene la belleza del grupo, del proceso, de los ensayos, de la investigación, de la repetición, es una experiencia inigualable y muy mágica. El cine es más solo, más fragmentado, uno pierde a veces la noción de la historia, es súper complejo el desarrollo emotivo porque las escenas están desordenadas, pero es también delicioso el trabajo del detalle, de las intensidades, de lo pequeño. No se si quisiera elegir alguno. 
 
¿Qué significó para ti actuar para Raúl Ruiz?
Para mi significó mucho, para Raúl Ruiz y su cine, no tanto creo yo. Me da entre vergüenza y risa, (más vergüenza que risa), lo que han puesto en otras entrevistas sobre haber trabajando con él. El otro día decía “la última musa de Raúl Ruiz” casi se me cae la cara de vergüenza. Yo tuve la suerte de trabajar con él, de conocerlo, de hacer un personaje en su última película, pero de ahí a ser su musa! Hay una carrera y una relación de diferencia! Quien si fue una actriz con la que trabajó mucho y tuvo una relación importante es con la Chamila Rodríguez. Pero más allá de las públicas disculpas por los desatinos periodísticos, significó entender la construcción dramática desde otro lugar completamente diferente. Yo sigo de vez en cuando, releyendo sus tratados de cine. Así como el haber descubierto la figura de la metáfora me cambió la visión del lenguaje, haber descubierto su imaginario me cambió la visión del arte. 
 
¿Qué haces cuando no estás actuando?
Andar en bicicleta, leer, ver películas, subir cerros, ver un capitulo de Games of Thrones. 

Las Analfabetas se estrena hoy jueves 15 de mayo en cines de todo Chile; si clickean en la imagen de abajo pueden revisar el detalle de ciudades, salas y horarios.

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