Entrevista a Catalina Guzmán: El cine, la tele y los niños

catalinaguzman
por Mariana y punto

Catalina Guzmán estudió periodismo porque le atraía la tele y su capacidad de llegar a la ciudadanía, de informar, pero por sobre todo de emocionar, de movilizar a la gente. Hoy es Master in Media and Globalization de la Universidad Aarhus, de Dinamarca, y la Universidad de Hamburgo, de Alemania, académica, autora de varios estudios sobre infancia y medios de comunicación, directora de estudios de la Fundación Nativo Digital, y junto a su marido Pablo el año pasado crearon el Festival Audiovisual para Niños, FAN Chile, que este año se realizará del 7 al 10 de septiembre.

“La idea surgió mientras estábamos en el Festival Prix Jeunesse 2012, en Alemania, ya que muchos colegas internacionales se acercaban a preguntar por el estado de la TV infantil en Chile. Al hablar de las dificultades de la industria en nuestro país y de las opciones para el futuro nos dimos cuenta de que había una necesidad. Así se gestó la idea de desarrollar una instancia que potenciara el audiovisual infantil en Chile y reuniera a toda la gente que lleva años trabajando. Luego, el detonante fue volver a Chile y constatar que existía gente interesada y ganas de hacerlo. La guinda de la torta fue la primera investigación en que mostramos “programas de calidad de todo el mundo” a una muestra de 500 niños en distintos colegios. Los niños quedaron fascinados y dijimos ¡hay que traer estos contenidos a Chile para todos puedan verlos!”.

¿Qué veías en la tele cuando chica?
Veía hartos monitos y películas. Me encantaban las películas infantiles, mis papás eran súper buenos para proponernos buenas películas y las veíamos todos juntos. Como familia tenemos harto tema que viene de lo audiovisual, hay una memoria afectiva ligada a momentos felices frente a la pantalla. Hasta el día de hoy tenemos frases cómplices que en realidad son diálogos de Alicia en el País de las Maravillas, por ejemplo. Y con el tiempo las hemos “resignificado”, es realmente algo que amo.

¿Recuerdas la primera vez que fuiste al cine?
Creo que sí, fue con mis hermanos y nos llevaron mis abuelos a ver una peli de Disney. No me acuerdo bien cuál, puede haber sido La Sirenita. Sí sé que fue un domingo y fuimos a la matineé ahí en Huerfanos. Estábamos súper emocionados y me acuerdo que uno hacía una fila larguísima por horas, o al menos esa era mi percepción de niña. Lo que sí sé es que luego se convirtió en una especia de ritual. Ir el domingo al cine en familia. Era el mejor panorama del mundo y me ponían “vestido de domingo” y todo jajaja. Yo me emociono mucho frente a la pantalla. Hasta el día de hoy lloro con las películas.

¿Cuáles eran tus personajes de ficción infantil favorit@s?
De la tele recuerdo que me llamaban especialmente la atención los monitos con personajes femeninos potentes. De He-man a mí me gustaba She-Ra y de los Power Rangers, Kim que era la gimnasta de rosado. Como yo era deportista me identificaba con ellas y su capacidad física, me encantaba que fueran fuertes y capaces. Ahora, si de películas se trata mis favoritas eran Jasmine y Esmeralda. No sólo porque son morenas y yo también, además porque eran de personalidad fuerte, rompe esquemas, cada una a su manera iba en contra de lo establecido. Jasmine salía de su zona de confort -castillo- y Esmeralda escandalizaba con sus bailes gitanos. Obviamente esto es una racionalización posterior, pero yo lo sentía muy fuerte cuando niña. Por eso ahora el tema de la identidad es tan relevante para mí cuando analizamos contenidos infantiles. Es impresionante el rol “modelador” de la pantalla. De ahí el afán de exigir “buenos modelos” en el cine y la TV, que no son perfectos pero sí pueden ser personajes inspiradores para los niños.

¿Cómo has visto que se ha desarrollado la industria del audiovisual infantil en Chile, Latinoamérica y en el resto del mundo?
Es difícil hacer un panorama global porque hay grandes divergencias en los modelos de desarrollo del audivisual infantil en los distintos continentes. En Europa está súper ligado a una mirada de servicio público, de responsabilidad social, de democratizar la cultura y de formar niños como ciudadanos en lugar de consumidores. Esto ha privilegiado un nivel de inversión maravilloso en señales públicas. Es cosa de pensar que en Dinamarca son 5 millones de personas y tienen más de un canal infantil, cuando vivía allá eso me marcó, porque yo venía con la visión chilena de que “el mercado es muy pequeño así que no se puede tener un canal infantil”. En general Europa es un tremendo modelo, en Alemania el nivel de investigación de audiencia infantil, por ejemplo, es apasionante. Entonces, claro, tienes una industria con mayor estándar de calidad porque es un tema que se toman en serio como país.
Hay otros modelos como el norteamericano que a pesar de tener una gran expansión comercial, esto va a asociado a una preocupación del Estado que regula y que establece estándares a través del servicio público de PBS. Entonces, la inversión privada y la competencia favorecen la innovación y creatividad y tienes gran cantidad y diversidad de producciones, unas de mayor calidad que otras.
Por otro lado en países asiáticos como Japón son una máquina de producción y además tienen un servicio público espectacular que es líder mundial en televisión educativa. La historia y tradición de tv infantil en estos países es larga.
Latinoamérica es otro cuento. Ha costado, pero en los últimos años se ha hecho un esfuerzo y se han logrado muchas cosas. Sin ir más lejos Argentina logró levantar PAKA PAKA, Colombia Señal Colombia y hasta Perú sacó IPe este año. En este contexto vemos que a pesar de las dificultades de financiamiento hay una industria que da la pelea en base a creatividad y esfuerzo. A Chile le falta esa institucionalidad, hoy hay más de 50 productoras haciendo tv infantil de buena calidad, pero no hay una centralización o consolidación de ese trabajo.
Al final cada nación o continente se desarrolla en base a lo que es y cómo funciona. Por eso me gusta la frase de nuestro invitado internacional y amigo Jan Willem Bult cuando dice “el estado de la TV infantil es el reflejo de un país”. En Chile eso sería la contradicción de que ganamos un Oscar, pero no tenemos un canal infantil.

¿Cuáles son los errores más comunes que la gente asocia a la televisión y cine para niños?
Me carga cuando la gente dice que algo es “infantil” como queriendo decir que es “tonto” o “simplista”. Eso es lo que más me molesta de la visión de algunas personas, que la tele o el cine para niños debe ser simple, fácil o tonto. Cuando es todo lo contrario, una pieza infantil puede ser extremadamente inteligente, compleja, sensible e inspiradora. De ahí mi admiración para los productores y realizadores, de verdad creo que son genios porque el lograr “ver como niños” no es fácil, requiere un tremendo talento y dedicación.
Lo otro que ahora está generalizado entre la gente “culta” es decir que toda la tele es mala y el cine es pura chatarra gringa y que no hay nada bueno para los niños, cuando la verdad es que como todo en la vida… hay que saber buscar. Eso es una responsabilidad de cada uno y es la forma de promover mejores contenidos infantiles, buscando y viendo lo que consideramos que es “de calidad”.

¿Cuáles crees que son los desafíos para la industria audiovisual para niños en Chile?
¡Mostrarse! El desafío para la industria floreciente que existe hoy es consolidarse y pelear por el espacio que les corresponde: más presencia en la televisión nacional, más nuevas plataformas y modelos de negocio innovadores, más funciones en salas de cine, participar en más festivales, más salir afuera a vender; en fin… ¡mostrarse más! Para ello se requiere conciencia de gremio, profesionalización y capacidad para movilizar a la ciudadanía, las autoridades y los empresarios en torno a la relevancia del audiovisual infantil. ¡Lo que falta es activismo!

Según lo que viste en la primera versión del festival, ¿qué es lo que quieren ver los niños?
¡Los niños quieren ver calidad! Quieren divertirse, emocionarse, sorprenderse. Lo más lindo de FAN Chile es ver lo honestos que son, ellos no buscan aparentar que algo les gusta por quedar bien. Te dicen en la cara que “eso es aburrido” y “esto otro es genial”. Y valoran la calidad, de verdad lo hacen. Nosotros definimos desde un principio que los niños eran el “Gran Jurado”, eso significa escucharlos y lo hacemos en serio. Eso es un tremendo desafío para nuestro Festival porque nos debatimos entre la opinión experta de los realizadores y sus estándares más técnicos y la exigencia de contenidos formativos de académicos y la visión comercial de ejecutivos con sus demandas de rating. Finalmente lo que vemos es que el niño es el mejor experto, porque elige lo que se ve estéticamente atractivo, lo que le entrega una emoción, una risa o una enseñanza y eso es finalmente lo que mejor performance obtiene si le das la oportunidad de programarse en un buen espacio y horario.

¿Cómo han afectado las nuevas tecnologías a la forma que tienen los niños de ver contenido audiovisual?
Las nuevas tecnologías tienen un impacto más allá de lo audiovisual, han afectado el mundo en que vivimos y la forma en que los niños ven el mundo; desde la formación de sus redes neuronales hasta su capacidad de procesar información, responder a estímulos y su capacidad de concentración. Hoy los niños son más exigentes, porque han visto más cosas. Tienen una concepción del on-demand que nosotros jamás conocimos, saben que pueden buscar en internet lo que quieran. Por lo tanto, hoy los niños no siguen viendo un programa si no los cautiva, se van a Youtube y buscan lo que sí les gusta.

¿Crees que la televisión infantil tenga que ser necesariamente educativa?
No necesariamente. Creo que la TV infantil debe ser de calidad. La TV es un medio de entretención y así debe ser considerada, no como una segunda sala de clases. Ahora, aprender es increíblemente entretenido, por lo tanto la televisión infantil puede entretener y educar al mismo tiempo. Siento que llevamos años hablando de esto con el enfoque equivocado: no se trata de entretención versus educación, sino de la “Emoción”. El lenguaje audiovisual es lúdico-afectivo y ese es su gran potencial: el emocionar. Lo más interesante es que todo aprendizaje ocurre desde la emoción, por lo tanto una televisión infantil que emociona, que sorprende, que divierte es también una televisión que enseña. Enseña a compartir con amigos, enseña a valorar la familia, enseña a resolver problemas de la vida diaria, etc. La televisión infantil no tiene que ser necesariamente educativa, la televisión infantil debe ser de calidad y el resto viene por añadidura. No se le puede pedir a un niño que no aprenda cuando se emociona, por lo tanto no se le puede pedir a una buena televisión que no eduque.

¿Ves televisión actualmente?

Sí veo, no mucha, pero tengo rituales como ver tele en la noche antes de dormir o los fines de semana en la mañana cuando puedo flojear un rato. No soy de los que reniegan de la programación nacional, por el contrario. Siento que ver canales abiertos me conecta con lo que está pasando en Chile. Desde las noticias hasta la teleserie, no tengo drama con eso. En general veo programas de debate de actualidad; y entre medio hago zapping y agarro algo de alguna teleserie o programa tipo The Voice; admito que mi debilidad son las competencias de baile o canto.

2 Comments

  1. Buenas preguntas y excelentes respuestas concuerdo con la mayoría de lo expresado por catalina información repensar e el resto

  2. Intentando recuperar la objetividad, después de la emoción y el orgullo de leer la entrevista, siento la necesidad de enfatizar la perspectiva de la TV como instrumento de aprendizaje a través de la entretención y la emoción , creo que por ahí va el camino para mejorar la Educación en Chile, no mediante la repetición y la obligación, que no le permiten al niño contactarse con el mismo ni encontrar la motivación que implica tener el corazón involucrado y comprometido en el aprendizaje. Felicidades y éxito para iniciativas como Fan Chile, a la lucidez que tiene y a la luz de esperanza que significa para el futuro de la Educación en Chile

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