Por Belén Leyton
Naty Lane es conocida por ser la bajista de la banda nacional Adelaida, pero también es escritora y tiene su proyecto musical personal: Hammuravi.
En 2015 publicó el EP Espesura, que fue relanzado el año pasado. “Queríamos mostrar ese EP como como precedente de mi trabajo para quienes no lo conocían, por lo que aprovechamos mi ingreso al sello Hiss Records de Jurel Sónico para relanzarlo en plataformas digitales”, nos cuenta la cantante.
Jurel Sónico es el cantante de Adelaida y la ayudó a armar y producir este primer EP de Hammuravi. También fue voces y guitarras.
-¿Por qué el proyecto se llama Hammuravi?
-Es una palabra inventada, que viene del original Hammurabi, por el código de Hammurabi o mejor conocida por la ley de “ojo por ojo, diente por diente”. Cuando escuché la palabra por primera vez, me gustó mucho fonéticamente, sonaba como una palabra china y tierna, y cuando supe lo que significaba, me gustó más,
porque se producía esa dualidad de lo dulce con lo radical, de lo suave con lo intenso, por lo que me sentí identificada y quise usar la palabra, pero reemplacé la “b” por una “v”.
-¿Por qué si estás en Adelaida, vas a sacar un disco bajo este proyecto?
-Porque Hammuravi me permite trabajar otras sonoridades y experimentar, y también porque es un desafío para mí como músico. Hacer música diferente me permite crecer. Me permite estar a cargo al cien por ciento de todo lo que hace, tomar decisiones y hacer las cosas tal cual me las imagino.
Limbos, su último single
El año pasado estrenó El tesoro y su último lanzamiento fue Limbos: “Como un limbo denomino a esos espacios mentales en los cuales viven aspectos de nosotros mismos como el miedo, el amor, u otras emociones las cuales muchas veces te invitan a permanecer ahí, con sus aspectos positivos y negativos”.
En esta canción experimenta con el instrumento uñas de cabra. ¿Cómo llegó a ese sonido? “Hace años, cuando tocaba en una banda llamada Fatiga de Material, hicimos música para un libro de poemas y usamos un sonajero de uñas de cabra para crear atmósferas. Me quedó gustando el sonido, y desde entonces siempre quise usarlo. Creo que quedó muy bien en conjunto con las guitarras de cuerdas de nylon y metal”.
Pero Limbos salió de una experiencia distinta y dolorosa -y para mí, muy complicada-: el año pasado se quebró el tobillo en tres partes. “Me operaron para ponerme placa y tornillos. Fue una recuperación muy larga y dolorosa”. Y volvió a la casa de sus papás.
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“Me encontré de frente con aspectos familiares que no había tenido la oportunidad de revisar ahora de adulta, tuve mucho tiempo para pensar y entender las acciones familiares y cómo estas inciden en lo que eres de adulto. Volver a conocer a mi familia, tener otra mirada. Si bien, todas estas cosas uno las sabe, es diferente pasar de la teoría a la realidad”.
“La portada es la interpretación que el artista @collage.islafriendship le da a lo que es un limbo. Me gusta mucho porque creo que se acerca bastante a mi propia interpretación, la cual mezcla elementos esotéricos y místicos”.
“En el videoclip aparecen tres objetos y cada uno representa una parte de mi vida, de mi infancia y ahora como adulta. Los tres elementos recolectados son llevados a esta casita, que en el fondo simboliza mi ser, mi propia vida”.
Nueva música de Hammuravi
Limbos será partes de un disco, el que tendrá bastante dulzura y relajo, con “sonoridades basadas en “guitarras de palo”, como le digo yo. Hay harto enjambre de cuerdas, percusión, sonajeros, metalófono y flautas, entre otros. No hay batería ni guitarras pesadas, es un disco muy amable de escuchar, íntimo y hogareño”.
“Y hay varios músicos invitados, amigos míos a quienes admiro mucho como músicos: Luis González (Gato) de Mortenzen, Elisa Montes de Slowkiss y Flavio Zárate de Aramea, entre otros”.
