La vida en los pedales, de David Byrne

La vida en los pedales, de David Byrne 1
por Cristóbal Carrasco*

Hubo un instante en que nuestras ciudades, las ciudades donde nacimos, cambiaron. Todas ellas. Las carreteras ya no estaban afuera, ya no les correspondía solo unir un trazo urbano de otro, sino ser parte de las ciudades. Hay demasiados ejemplos. En Nueva York, hay una serie de muelles frecuentados por turistas, donde se sientan a observar Brooklyn o esos barquitos que llegan a la Estatua de la Libertad mientras toman tragos. Para llegar a ese lugar, si eres caminante, debes pasar debajo de una carretera que tapa casi toda la luz. Al lado hay estacionamientos tan sombríos que te hacen recordar todas las escenas de mafia neoyorquina. En Chicago, en un momento tienes al sur la vista del lago Michigan y al norte todos los rascacielos. Al medio, otra carretera que se pierde quién sabe en qué instante.

Eso pasó. Nos acostumbramos. Y no tiene por qué ser malo. Pero así como las ciudades cambiaron. Nosotros también. David Byrne –ustedes saben, el vocalista de Talking Heads, “fa-fa-fa-fa-fa-fa-fa-fa-fa, better”, etc.- vive en Nueva York y desde hace años usa la bicicleta como medio de transporte, no solo en esa ciudad, sino todas las que visita como parte de las giras o de las invitaciones que recibe. Y quiso dejar sus impresiones de aquellos viajes en Diarios de bicicleta (Reservoir Books/Mondadori, $12.000) Por supuesto, las anotaciones de Byrne hablan de su bicicleta, de qué tan difícil puede ser conducir en ciertas ciudades, o de anécdotas como cuando casi atropelló a Paris Hilton en el sur de Manhattan.

Pero aparte –debemos decir que este aparte es la gran virtud del libro, un aparte que se convierte en su centro– Byrne habla sobre las ciudades, sobre qué tan distinto puede observarse el ritmo de una ciudad desde esa posición, a veces incómoda, otras veces liberadora. Desde Estambul hasta Buenos Aires, pasando por el mismo Nueva York, los diarios de Byrne son una descripción intuitiva, pero a veces conmovedoramente empática sobre las formas propias de ver nuestra ciudad. Tan grande es la empatía que hoy, como habían advertido algunos en la revista Qué Pasa estará Byrne presentando para algunos su libro. Así que si se lo topan en la calle, pedaleando, bueno, ustedes sabrán qué hacer, o dejarse atropellar como Paris Hilton, o dejarlo pensar sobre Santiago.

5 Comments

  1. Ahí estaré hoy! Subanse a la bici, la ciudad se ve y se vive diferente, vale la pena probar :)

  2. También estaré ahí, luego de soportar los problemas organizativos del GAM y su nefasta fórmula para repartir entradas. Será una celebración a cómo me cambió la vida cuando hace 8 meses decidí subirme a la cleta y dejar de mirarla como un juguete, sino que me podía llevar más allá del par de cuadras de mi barrio.

  3. pucha, me acabo de enterar!!!!!!!!!!!!!!!!!
    suerte para los que estuvieron ahí,
    que genial el apoyo del uso de la bicicleta en la ciudad, que viva!!!

  4. La raja, la lleva David. Me hubiera gustado pegarme una escapada para puro ir a conocerlo, e ir en bici, porsupuesto.

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