Melanie Griffith

El sorprendente cambio de Melanie Griffith y el paso de los años

Escribo esto para mostrar mi asombro –no para criticarla, ella puede hacer lo que quiera con su cuerpo–, pero también para reflexionar sobre el extremo al que se puede llegar por la presión de ser “eternamente joven”, “eternamente bella”, aunque todos sepamos que el arte es del cirujano, aunque su acta de nacimiento diga lo contrario (y los órganos internos también).


POR A.
Melanie Griffith reapareció en una entrevista de revista Instyle justo cuando la actriz cumplió 61 años. Cuando entré a leer la entrevista me demoré en darme cuenta de que la mujer de la foto era ella misma, llegué a pensar que había un paralelo de otra actriz hablando de ella… y eso es por el innegable cambio de su imagen.

Desde hace mucho tiempo que ella venía retocándose y era obvio que nunca sabríamos como iba a envejecer naturalmente la bella mujer de Doble de Cuerpo y Secretaria Ejecutiva. Sus labios crecieron y su cara se estiró. Era común verla en esos sitios de “malas cirugías”. Pero supongo que la cirugía estética puede volverse un vicio. En esta entrevista Melanie Griffith es básicamente otra persona. Tendría que hacerle una prueba de ADN –o por lo menos, escucharla hablar– para comprobar si no es una impostora.

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Escribo esto para mostrar mi asombro –no para criticarla, ella puede hacer lo que quiera con su cuerpo–, pero también para reflexionar sobre el extremo al que se puede llegar por la presión de ser “eternamente joven”, “eternamente bella”, aunque todos sepamos que el arte es del cirujano, aunque su acta de nacimiento diga lo contrario (y los órganos internos también). Y con “extremo” me refiero al nivel del cambio que llega a hacer desaparecer la identidad.

El afán desesperado por conservarla es responsabilidad de una sociedad que ve la edad como un defecto, que no valora la experiencia ni aprecia las huellas del tiempo. La juventud es soberbia cuando se impone como sinónimo de belleza porque la vejez es algo que nos va a suceder a todos –si no morimos antes, algo cada vez menos frecuente con la longevidad de esta era–, por eso lo absurdo y lo cruel de su condena.

Hay sociedades lejanas a la nuestra que veneran a sus ancianos, que los protegen y los respetan, sociedades distintas a la nuestra, que privilegian su invisibilización, y son abandonan a su suerte, con pensiones que no dan para sobrevivir.

¿Llegará un momento en que, con lo prolongada que está la esperanza de vida, la tortilla se de vuelta y se comience a valorar/disfrutar la vejez como algo real y vigente, o seguiremos buscando maneras de hacer como que no existe?

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2 Comments

  1. Concuerdo contigo…es heavy, porque se ve súper bien, pero no es ella. No sé si vale la pena cambiar tu rostro al 100% solo para mantenerse “joven”. Para mí es válido hasta ciertos retoques, pero sin perder tus rasgos, tu edad ni tu identidad. Eso es el reflejo que somos una sociedad vacía que se queda con lo superficial :(

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