Contra los hijos

Muerte al ángel doméstico: el libro Contra los hijos, de Lina Meruane

Contra los hijos
por V.Vaure (ytodolodemas.cl)

La semana pasada Lina Meruane presentó su último libro, llamado Contra los hijos; con un título temerario, la escritora chilena nos entrega un ensayo realizado en parte con investigación bibliográfica y en otra basada en la simple observación de las mujeres que la rodean. El tema: el significado de la maternidad hoy. Una maternidad que es preciada, y que sigue siendo una expresión ineludible de aquello que nos vuelve mujer. Así, el texto se inicia en primer lugar, estableciendo sobre lo que no se trata, no es una diatriba contra el hecho de tener hijos, no es un discurso en contra de las que son madres. Lo que sí es, es un mensaje, una alerta, en contra de la secreta función disciplinaria que serán aquellos hijos, que bajo los modelos actuales, perfectamente podrían transformarse en nuestros tiranos.

Confío en que todas andamos por el mundo sabiendo que si existe algún mínimo de igualdad entre hombres y mujeres, es al menos en lo intelectual, somos ambos capaces de pensar, crear, y matar neuronas viendo televisión por igual. Sin embargo, nosotras arrastramos un mandato social arcaico, que renace cada cierto tiempo, que es el de definirnos como máquinas hacedoras de guaguas, y aunque parece conspiracionista, no está de más detenernos en la posibilidad de que los hijos son una nueva motivación para meternos de vuelta a la casa.

La autora se pregunta, y con razón: ¿Si acaso no nos habíamos liberado? Se supone que entramos a la esfera pública, con mil mejoras por hacer por cierto, pero estamos en las calles, en las oficinas, en los paraderos. No obstante, lo que sucedió simplemente es que ahora debemos estar adentro y afuera, asumir poderes de omnipresencia, de la ubicuidad, transformarnos en diosas serviciales para encajar en la normalidad que significa el tener hijos. O al menos desearlos, planearlos, sin embargo este llamado no sólo proviene de nuestros ovarios nuevitos o hechos pasas, gritándonos que desean cumplir sus funciones, sino que también estamos ante un dictamen social.

Ejemplo de ello es que el no tener hijos por decisión propia, pudiendo hacerlo, es visto como una manifestación de egoísmo, en que surge el temor cultural de ser una mujer incompleta, puesto que ¿Quién nos acompañará y cuidará en la vejez? ¿Qué hacer si nos arrepentimos y ya es muy tarde?

En un capítulo especialmente interesante, se revisa el momento histórico de la Revolución Francesa, que como máxima expresión del cambio de paradigma político, otorga una serie de derechos y garantías al HOMBRE CIUDADANO; aquí la mujer no tiene lugar en este supuesto nuevo mundo, se nos limita al sacrificio materno como única contribución cívica.
De tal manera, vemos que el origen de nuestra actual sociedad tiene oscuridades que no se cuentan en la escuela, en que se “olvidan” escabrosos detalles, como lo es la historia de Marie Goueze, quien redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, calcando la de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, en la cual afirmaba la igualdad de los derechos de ambos géneros. Imaginemos cómo se lo habrán tomado este grupo de hombres pensantes e interesados en la Democracia: fue desacreditada, objeto de burlas e incluso se llegó a dudar sobre la autoría de sus obras, era una loca. En 1793 muere en la guillotina.

Avancemos hasta nuestra mujer de clase media, con estudios y cierta capacidad económica, que aún hoy es atemorizada por la figura que Lina Meruane identifica como el “Ángel de la casa”, que es una imagen inventada en la era victoriana, que transforma a la mujer madre en una apacible bestia doméstica, de lánguidas miradas, y siempre delicada.
Este fantasma se evidencia en los distintos tipos de madres que la autora logra identificar, todas ellas versiones de una completa devoción a los hijos, en donde las quejas son en privado, en que la culpa y la desdicha se lleva por dentro, como un triunfo, como si el estar siempre agotada es porque así debe ser, si no, obviamente algo se está haciendo algo mal.

Entonces, ¿de qué se trata esta diatriba? Es sobre la construcción de una generación de hijos tiranos, que siempre contaron con madres superpoderosas, siempre serviciales, que dieron a luz a hijos mimados, caprichosos, jueces y abusadores de sus propias madres. Como si no pudiera existir un punto medio entre estos seres sagrados, a quienes no se castiga, no se les dice la palabra NO, y aquellos infantes de otros tiempos, en que simplemente eran mano de obra, trabajadores que aportaban al núcleo familiar.

En este fenómeno la ausencia de los padres es evidente, a pesar de que poco a poco aparecen nuevas masculinidades que quieren ser parte en la crianza, no como ayuda, sino como elemento relevante en la configuración de un ser humano que es cada hijo que una pareja decide tener. A pesar de esto, todavía son pocos, y las políticas públicas son aún más deficitarias al respecto, ya que sigue importando la mujer en cuanto madre, olvidémonos de la mujer sin hijos porque no quiere, la mujer vieja abandonada por sus hijos, la mujer que no puede tenerlos, esas mujeres, que no son pocas, no parecen importarles al Estado.

Es así que cada mujer debe con sus herramientas intelectuales, físicas, económicas, espirituales, mirarse a sí misma con compasión, con aceptación de nuestras limitantes, de mirar a las otras con sus maternidades o no maternidades con empatía, ya que todas estamos haciendo lo mejor posible, intentando alejar al fantasma que siempre acecha de aquel ángel, cuya trampa siniestra es que nunca podremos serlo, ya que somos mucho mejor que eso. Ya que en vez de alas tenemos voluntad.

12 Comments

  1. yo feliz me iria a mi casa a estar con mis hijas en vez de estar trabajando de 9 a 19:00. Esa creo que es la esclavitud, dejar la vida en un escritorio por un empleador que si lo quiere me da una chuleta en el poto mañana mismo y dejar postergados a nuetros hijos y nuestros viejos.
    A medida que me voy poniendo “mayor” voy encontrandole cada vez menos razón a mi “yo” joven, super progre, super combativa… ahora creo que lo realmente transgresor y temerario es decir “dejo el trabajo, me voy a mi casa a criar” (lo haría feliz, pero no nos da el $ )

    • es como dices, la verdadera rebeldía. Yo lo hice y ha tenido un costo social(y económico) importante pero he descubierto que lo sublime está en lo simple y común. Estoy agradecida de la vida por mostrarmelo. Suerte!

  2. Me tincó harto este libro, más que el tema en sí, me interesa cómo plantea la autora su punto de vista sobre esto. yo había leído una entrevista de ella, que más que atacar la maternidad, se refería a la forma de crianza que se le está dando a los niños…que debemos ser super mujeres para poder rendir en todo, que se exige perfección en la crianza y eso es imposible. Habrá que leerlo para saber para dónde apunta este libro.

    Maliciosamente en varias entrevistas a la autora, lo primero que le preguntan (me imagino que sabiendo de antes la respuesta) si ella es o no madre.

    • Sí, de hecho la única entrevista que vi de ella, en via x, hace hartos años, el entrevistador le preguntó eso. Ella dijo que no, y el weon le preguntó con su mejor cara de weón: “por qué?”

  3. Una cosa, el concepto de “el ángel del hogar” no es de Lina Meruane, es de Virginia Woolf. Me tinca el libro!

  4. Mujeres hagan lo que quieran! si les gusta estar en la casa con las ollas y los niños hagánlo! pero si las mujeres no quieren tener hijos y tienen más temas de conversación, son más instruidas, les interesan más cosas no se pongan como locas luego! me pasa que estamos en reuniones donde las minas como ya son madres hablan de los hijos y solo eso, y vas al lado donde están los hombres y conversan de series y deportes y es más divertido! ellos también son papás pero saben que la vida es más que tener hijos por eso en eso los tipos nos sacan ventaja. Y como siempre digo, si fuera tan bueno ser ama de casa como es posible que las mamás que se quedan en la casa ven novelas, y tienen las conversaciones más básicas en las compras? y quieren conversar todo el día porque están sus cerebros apagados de lo poco estimulados que están? dónde viste una mujer que se quedo en la casa que la gente quiera conversar, sea interesante? lo siento pero no conozco a ninguna.

    • ¿Hagan los que quieran y luego un cerro de descalificaciones y menosprecios? pffff… TE PA SAS TE … y eso que te hago la observacion en un break de mi muy intelectualmente estimulante puesto laboral.
      JAMAS se me ocurriría referirme a la mamá que cuida a su familia en tus términos, es más, mucha de las “mamás en casa” que conozco son mucho mas instruidas que muchas de mis amigas que trabajan de sol a sol sin tiempo ni de leer el diario, porque ellas si tienen el tiempo de ir a cursos, exposiciones, teatro, estudiar idiomas.
      La que no quiere tener familia, que bien por ella, pero bien care raja de despreciar a las que si tienen… porque si no te has dado cuenta ellas ya estuvieron en la vereda de “sin hijos” asi que saben dos o tres cosas más.
      (En todo caso super interesante los varones que solo hablan de series y deportes…. me sonó al tiro a perfil “Homero Simpson”)

    • Carolina, eso es pura misoginia incrustada hasta los huesos.

      Los hijos y cuidarlos es una de las actividades más intelectual y emocionalmente estimulantes que hay. que pienses que no, es solo machismo naturalizado. revisalo, porfa.

    • Lo que ud. dice “las mamás no tienen tema de conversación” “no son divertidas, no son interesantes” solo avala los postulados del texto de Lina M., pues no crea que ser monotemáticas es elección de esas mujeres, muy al contrario, es casi requisito de ser una “buena mamá” en nuestro Chile contemporáneo. O sea, en contraposición a los hombres que “saben que la vida es más que tener hijos”, las mujeres sufren la presión social de ser madres, y no solo eso, sino “madres perfectas”, lo que lleva a que su mundo gire en torno a la maternidad. Los hombres que saben que la vida es más que la paternidad porque este sistema (conjunto de instituciones: familia, Estado, Iglesia) no les exige a ellos ser “padres perfectos” sino a lo sumo ser el sostén económico. Así pueden dedicar más tiempo al ocio: ver la tele, ver más series, deportes, o a ser más instruidos, porque la paternidad es mucho menos demandante. ¿sabes tú todo el trabajo y sacrificio que es criar un hijo o hija bajo este sistema tan castigador de las madres? Castigador en mil sentidos, ya ves que uno de los efectos es volverse una mujer poco instruida y sin tema de conversación…

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