Por @patyleiva
Lo que vivimos la noche del lunes en el Festival de Viña 2020 fue único. El cartel era completamente femenino. Abrió Mon Laferte, siguió Javiera Contador en el humor, y después de la competencia, cerró Francisca Valenzuela y cada una lo dio todo de si en el escenario.
Mon Laferte cantó como las diosas, dejó súper claro el nivel de artista que es, conversó, se abrió con el público, mostró sus dudas a la hora de decidir presentarse, estableció una complicidad y, lo más hermoso, subió a decenas de mujeres cantoras, artistas, músicas para cantar entre todas dos cuecas compuestas por algunas de ellas.
Entre las artistas invitadas estaba Fran Valenzuela, con quien bailó cueca. Fue maravillosa esa energía, porque es innegable que cuando tantas mujeres se reúnen, se acompañan, proponen y se apañan, cosas hermosas suceden. Los que esperaban rabia o violencia de su parte (francamente) sólo recibieron arte y belleza.
https://www.youtube.com/watch?v=rYxF4Scl7pI
Mon decidió no hablar con los animadores, que querían a toda costa sacarle alguna impresión, presionando siempre con obviedades y sentimentalismo, pero ella no estaba para cosas forzadas. Dejó claros su aprehensiones hacia la organización al dejar claro que su onda es con el público, con nadie más.
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Javiera Contador siempre ha sido graciosa, pero nunca la habíamos visto en el rol de stand up en un escenario como este. Hace rato que está haciendo stand up en lugares chicos, como si no fuera una actriz con más de 20 años de trayectoria que protagoniza teleseries y esta era la noche de demostrar su manejo en ese camino pedregoso –y caprichoso– que es la comedia en solitario. Y lo hizo increíble.
¿Por qué? Porque fue empática, sencilla y asertiva. Dijo las cosas que tenía que decir en el momento preciso, se rió de si misma (hasta de la vez que publicaron una pesadez sobre ella en LUN), fue creativa y muy ingeniosa a la hora de mostrar su apoyo por una nueva constitución y por la equidad, mandándose frases tan bacanes como “no puede ser que un Optimus Prime gane lo mismo 4 ponys”. Se mostró sincera, y creo que mucha gente se puede haber identificado con su postura sin ser en ningún caso populista ni lastimera, como sí lo fue Belloni el martes.
Habló desde su realidad, sin ser abajista, sin hacerse más feminista de lo que es, usando el sentido común y promoviendo la empatía sin dejar de ser chistosa en ningún momento. Un arte.
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Francisca Valenzuela apareció tardísimo, después de la competencia –donde también hay mujeres muy secas compitiendo– vestida con todas las palabras que quería decir: abajo el patriarcado, no + impunidad, paridad, feminismo, revolución, con un ojo sangrando en la espalda y cantando “Los poderosos mienten” en el piano.
Su show fue impecable, con momentos emotivos y otros muy intensos, con baile y músicos invitados, como Claudio Parra de Los Jaivas con quien cantó a dos pianos.
Cantó su nueva versión nueva de Peces, su primer single que sonó en las radios, su despuege, y sonó increíble, con arreglos muy funk, un súper aporte que enriqueció y otorgó nueva vida a la canción de su primer disco.
Ella y sus bailarines terminaron una coreografía tapándose un ojo; invitó a marchar el 8M y el público coreó entre canción y canción la canción de Las Tesis, “y la culpa no era mía ni donde estaba ni cómo vestía”.
Fue muy hermoso tener una noche completa dedicada a las mujeres, ahora estamos ansiosa por ver a Denise Rosenthal el viernes, que desde su posición de jurado ha mandado poderosos mensajes feministas cada noche.
Necesitamos más festivales con carteles llenos de mujeres, algo por lo que venimos abogando desde que armamos el primer Ruidosa con Francisca Valenzuela, y de a poco se ha ido avanzando. Con todos sus defectos, estuvo muy bien ahí el festival de Viña 2020. Pero queremos más, es lo justo.
