por @patyleiva
Parece mentira pero hoy cumplimos un año sin Prince en este mundo. Prince y la publicación de un EP a un año de su muerte me han tenido toda esta semana pensando en él y escuchado su música. Por un día (horas?) estuvo disponible en iTunes un EP póstumo publicado por Ian Boxill –el productor que terminó de mezclar las canciones–, pero fue sacado del aire porque los administradores del patrimonio de Prince lo demandaron por apropiación indebida, así que no sabemos cuándo verá la luz. La restricción corre hasta el El 3 de mayo, ese día se determinarán las acciones a seguir, según confirmó hoy Rolling Stone.
A mí, en general, no me gustan las publicaciones póstumas. Se me hacen una falta de respeto al artista, es como que te vean cuando aún no estás lista. Pienso hasta en los títulos de cada canción. Nunca sabremos si esos eran los definitivos, es más que sabido que un autor puede alterar la obra incluso a minutos antes de soltarla al mundo. Prince no dio el vamos para esta publicación porque no podía, porque estaba muerto, y eso siempre me hará ruido.
Mas, debo decir también, que Deliverance, el single que da nombre al EP es extraordinario, majestuoso, épico, y que sí, suena a despedida (qunque haya sido compuesto entre el 2006 y el 2008). Porque en el caso de Bowie, Lazarus también lo fue, pero el sabor es distinto. Bowie estaba en la tierra cuando la publicó, y fue terrenal, planificada, oscura y bella. La de Prince es una despedida involuntariamente celestial.
No me cabe duda del talento de Boxill, porque fue colaborador suyo anteriormente, y obvio que como fan, agradezco la oportunidad de conocer lo que él no alcanzó a darnos, –o mismo cuando se liberaron sus canciones en Spotify o por fin pudimos encontrar videos suyos en YouTube–, pero no deja de darme pena que su voluntad no se haya cumplido. No quiero que se revuelque en su tumba, quiero que descanse en paz. Te extrañamos tanto, Prince Rogers Nelson.
