por Mariana y punto
Tenía altas expectativas de Rara; por el tema que abordaba, por el tráiler que me había gustado mucho, por las descripciones que había leído, por el premio del público que ganó en el FICValdivia, porque mi amiga Andrea que la vio allá sufrió conteniendo sus comentarios para no spoilearme. Y cuando finalmente la vimos el martes, me gustó todavía más de lo que me esperaba.
Todas las escenas eran lindas y tenía tantas sutilezas que me hicieron remontarme a mi propia adolescencia; andar vestida de vóleibol todo el día (con las rodilleras en los tobillos incluso horas después de haber jugado), que un niño que nunca te va a pescar pareciera darte señales que te ilusionan, enojarse con la mamá como si fuera el fin del mundo para después reconciliarse sin decir nada, hablar con tu mejor amiga de cuando se van a ir a vivir juntas, las peleas a muerte y los momentos de ternura con la hermana, la reacción ante los cariños paternos…
Que además esta película no sea sólo de una adolescente cualquiera (sino de una que está viviendo lo que significa ser la hija de una madre que está por perder la custodia por los supuestos traumas que algunos -adultos- creen que significa vivir con la mamá y su pareja lesbiana), hace que Rara no sólo sea una preciosura con la que me identifiqué tanto, sino una película indispensable en la actualidad.
Las dos niñas protagonistas lo son todo en Rara, y se hacen cargo maravillosamente: Julia Lübbert (Sara, la protagonista) logra retratar tan perfecta y elegantemente de lo que se trata tener 13 años, y Emilia Ossandón (Cata, la hermana chica) inspira tanta ternura como risa, al igual que toda la película, que transita perfectamente entre el humor y la tristeza.
Rara se estrena en cines este jueves 27 de octubre.
yo no la he visto, pero me da un poco de lata como en el trailer muestran al papá como el malo más malo, la mamá referiendose a el como wevon, al menos en el trailer se ve muy facilista… la mamá buena el papá malo.