Karen Vergara es periodista, Magíster en Estudios de Género, directora de comunicaciones de la ONG Amaranta, participa en los colectivos Ciberseguras y Colectivo Mecha y es creadora de Mistralianas. En resumen, Karen es bacán y nos tenía que recomendar un libro:
El último cuerpo de Úrsula, de Patricia de Souza
El libro que me ha marcado harto en el último es El último cuerpo de Úrsula, de la escritora Patricia de Souza, que lo publicó Los libros de la mujer rota hace un tiempo.
Habla de una periodista de 30 años que sufre una parálisis y que empieza a repensar su cuerpo después de sobrevivir a un accidente. Y se encuentra con las sensaciones, pasiones, todo lo que la desbordaba, con la forma de habitar su cuerpo. Y siento que incluso en este periodo medio pandémico donde nuestro cuerpo no se puede mover mucho más allá de una casa, pieza o departamento, tiene muchas reflexiones que nos traen a este momento actual.
Lo empecé a leer poco después de cuando partió el confinamiento el año pasado, por ahí por junio puede haber sido.
Ella se encuentra mucho con lo que significa la ausencia del placer, cuando se empieza a dar cuenta que su cuerpo ya no responde a ciertos estímulos y que finalmente todo esto está en su cabeza, en sus pensamientos. Empieza a hablar de su relación con columna vertebral, la sensaciones de este cuerpo respecto al sexo y la intimidad.
Además, Patricia de Souza era una escritora feminista, que falleció hace muy poco tiempo. Entonces, nos va entregando estas miradas sobre el cuerpo, y en este caso el cuerpo femenino, siento que con una sinceridad muy grande.
Hay una parte que me gusta mucho que dice:
“Esta es la única manera como puedo aprender, el único laboratorio es mi cuerpo que no es un apéndice del mundo, sino una parte que lo integra con cierta rabia, con cierta rebelión. Aunque tengo que decir que a veces me he sentido un apéndice o peor que eso, una garrapata que se aplasta con el dedo y deja una mancha de sangre. Esa sangre que una vez descubrí sobre una sábana después de haber aceptado que me arrancasen una parte del interior que no sabía si tenía forma o era sólo un coágulo. Algo que podría llegar a ser. Pero que la intervención pertinente de un médico sacó de mi vida”.
Esa parte donde habla sobre el aborto por un lado, pero por otro también de las formas que tiene de aprender a través de su cuerpo, las sensaciones, el tacto, creo que refleja muy bien parte de lo que era la escritura de Patricia de Souza, que tiene que ver con ensayos sobre el ecofeminismo, la crisis del patriarcado, cómo las mujeres necesitábamos un lenguaje para habitar.
Y creo que ella hace eso en este libro: representa el cuerpo de muchas mujeres que se han sentido mutiladas, no quizás por un accidente físico, también por estos accidentes emocionales, las situaciones a las que no tenemos que enfrentar día a día, a la violencia, la falta de oportunidades y demás.
Es una lectura muy bonita y la recomiendo mucho.
