hambre

Tengo hambre de comida y hambre emocional

Hace un par de años fui a mi primer taller détox y fue muy bueno, no sólo porque aprendí a distinguir ciertos alimentos que me hacían mal sino porque me puse a investigar y llegue al libro “Quiero ser flaca y feliz” de Karolina Lama y Maliki 4 Ojos.

hambre
por Cala
Hace un par de años fui a mi primer taller détox (antes de que fuera la gran moda que es hoy), y fue muy bueno, no sólo porque aprendí a distinguir ciertos alimentos que me hacían mal (como el gluten, la sal fina, el azúcar y la leche entre otros) sino porque me puse a investigar y llegué al libro “Quiero ser flaca y feliz” de Karolina Lama y Maliki 4 Ojos.

Me puse a leer y aprendí que hay dos tipos de hambres, el hambre de comida y el hambre emocional, en donde la emoción se vuelve ganas de comer, por pena, por rabia por alegría, por angustia y así un largo etc.

Desde ese instante empecé a distinguir mis hambres y a darme cuenta que, si en mi día algo me pasaba fuera de lo normal, me daba muuucha hambre emocional y que soy capaz de pasarme todas las restricciones y zamparme una hamburguesa o un helado de tres sabores, bañado en chocolate y con chispitas. ¡El hambre emocional todo lo puede!

Por supuesto que una vez que di inicio a esta aventura de distinción de hambres me he controlado mucho más, pero sin embargo hay situaciones que aún me dan mucha hambre emocional, sobre todo la pena y la rabia. Me encuentro a mí misma bajoneada y rápidamente aparece en mi mente un super 8 o un paquete de m&m y me lo permito, le doy permiso a esa hambre tóxica que me invade, para luego acompañarla de un sentimiento de culpa enorme en donde me reprocho a mí misma no haberme detenido antes. Entonces entro en el juego del “es sólo hoy”, “es una vez”, ¡como si una estuviera bajoneada solo una vez en la vida! Entiendo que hay etapas en donde estoy más alegre, otras más nostálgica, más triste o más indiferente y lo entiendo desde la perspectiva de que la vida es cíclica.

Mi objetivo es re leer el libro y así volver a empezar (una vez más) a separar las hambres, a darme permiso a decir lo que me pasa, a enojarme y pegarle al cojín si es necesario, pero no a volver a comer cosas que realmente le hacen mucho daño a mi cuerpo. El poder de decisión es mío y no quiero seguir justificándome.

¿Les ha pasado? ¿esa pena acompañada de un bajón de comida enorme? ¿sabían del hambre emocional?

Foto: Toa Heftiba

También te puede interesar: Soy celíaca (intolerancia al gluten); Por qué nos da hambre y algunos tips para comer mejor, más seguido y más sano; 30 ideas para comer más ensaladas; Libro: La Balanza, la felicidad de comer rico y equilibrado; La maldita ansiedad de querer un “verano sin polera”; Batalla contra la ansiedad; Todo lo que necesitas para empezar a correr.

**Si quieres escribir en Zancada, manda tu colaboración voluntaria con título y nombre con el que quieres firmar a [email protected] en un mail titulado TEXTO. Puedes contarnos lo que te está pasando en la vida, lo que se te ocurrió ayer mientras volvías a tu casa o compartir un dato bacán, como si se lo estuvieras contando a una amiga. Como siempre, si va con nuestra línea editorial felices lo publicaremos.

One comment

  1. El hambre emocional es terrible! no te lo sacas con nada…
    Buenisimo dato de ese libro, para aprender a reconocerla. Justamente ahora estoy pasando por un periodo de stress y ahora entiendo mis ganas de comer pastelitos y cosas dulces jaja.

Comments are closed.