Tololo Ugarte Parra: mino

por Claudio

Y ahí estaba de chaquetita, bien peinado, medio nervioso porque tenía que dar un discurso. Y claro, cómo no, si estaba al lado de un príncipe y en medio de lo más granado del mundo intelectual de Madrid. Se acercó al micrófono y leyó, tartamudeando a veces, hoja tras hoja, el discurso preparado por su abuelo: el antipoeta.

Tololo Ugarte Parra, hijo de Pablo y Colombina. Tololo, hijo de un músico y de una músico-arquitecta. Tololo, según su apodo, “el que está a la altura de Dios”.

En noviembre del año pasado, Tololo agarró un piano y le hizo un tributo, en plena calle frente al Municipal, a unos de sus más grandes referentes: el músico gringo Philip Glass. Con aplomo, interpretó cuatro de sus composiciones, además de una cueca. Y claro, casi se va de espaldas cuando ve al newyorkino escuchándolo: “Tiene 21 años. Es joven. Es talentoso. Creo que tiene buen oído y buenas manos”, le dijo Glass al diario La Segunda, en esa ocasión.

Todos aman a Tololo. Lo conocen de niño, cuando dormía en un moisés en medio de los conciertos de la Colombina. Carolina Tohá le toma fotos con su Iphone, chocha; Tere Undurraga, del Emporio La Rosa, comenta cada posteo en Instagram cuando está en Las Cruces; sus amigos gays no dejan de invitarlo a todos sus carretes y sus amigas de universidad lo llenan de piropos cuando anda vestido de chaqueta y corbata o con traje de bombero.

Y él con cara de niño bueno, posa con su elegante abuela -a quien hace rabiar con su cámara- en medio de tés y aperitivos con porcelana inglesa y cubiertos de plata. Porque Tololo sabe que es un príncipe -uno de verdad- de chaqueta de tweed y mocasines de cuero.

Un príncipe arquitecto que quiere levantar pequeñas casas de madera para su pueblo, para que se llenen de luz y de música, como la que compuso para su disco “Analfabeto”, ¿por qué ese nombre? Porque Tololo no sabe leer ni escribir música. Todo lo hace de oído, de talento y con la ayuda de una grabadora.

Cuando Nicanor, el abuelo antipoeta, escuchó a Tololo exclamó “Por fin un músico en la familia”, así medio en broma, medio en serio, como es él. Y de regalo le llegó un piano. El mismo piano con que homenajeó a su ídolo y que de paso, nos deja este disco.

Foto: @tololo_